Aunque soy muy de pueblo y todavía vivo en la ciudad me escapo al campo siempre que puedo.
Por eso, no echo de menos el trinar de los pájaros, el sonido del agua de los arroyos o el canto de los grillos en una noche estrellada.
Y los recuerdos compartidos con mis paisanos de Torrelapaja…
Esos siempre están ahí, esperando volver a hacerse realidad:
- los paseos a pie y en bicicleta por los caminos o la carretera de Berdejo;
- las excursiones al Picuezo, al Llano, al Arco, a las Hoyas, …;
- los baños en Los Chorros de Bijuesca;
- los partidos de frontón;
- las partidas de guiñote en el bar;
- las cenas y los pinchos del vermut de Fonso y Eva;
- los cafés de sobremesa;
- la cerveza antes de cenar;
- la copita de la noche en el Rejolao;
- las conversaciones en la mejor compañía a “la fresca”.
Y también es difícil no acordarse de la Casa de San Millán.
Un imponente edificio situado en el centro del pueblo.
Historia de la Casa de San Millán de Torrelapaja
La Casa de San Millán es muy rica en historia.
Su esplendor coincidió con los siglos XVI, XVII y XVIII, los siglos de la grandeza de España.
Fue construida en 1544 sustituyendo a otra anterior que cumplía la misma función.
Servía de hospital, refugio de transeúntes pobres y, sobre todo, albergue de peregrinos que acudían a venerar las reliquias de uno de los santos más famosos de la España medieval, San Millán.
Su función como hospital de beneficencia fue muy importante y se prolongó aún durante todo el siglo XIX y parte del XX.
Los obispos de las diócesis cercanas hicieron colectas (“allegas”) en su territorio, en favor de la Casa de San Millán desde 1521 y durante los siglos siguientes.
La desamortización arrebató y puso a la venta ganados, fincas y bienes inmuebles, pero respetó la propia existencia de la Casa para que siguiera cumpliendo su servicio de beneficencia y hospital.
Llegó a poseer numerosas fincas en los términos de Berdejo y Torrelapaja.
Para atender todo tenía contratadas a una serie de personas fijas: santeros, pastores, mozos de mulas, doncellas, criadas, … En el inventario, constan, algún año, hasta doce personas en nómina. Tenía también capellán propio.
Patio interior porticado
Arte de la Casa de San Millán de Torrelapaja
Al exterior es un edificio de aspecto tosco, de mampostería en su fachada principal y de tapial las otras tres.
Dos de las fachadas están reforzadas por pilares adosados construidos posteriormente.
Tiene portada de piedra sillar en arco y, sobre el mismo, una hornacina con la imagen de San Millán, hecha en escayola de Fuentes de Jiloca (Zaragoza).
El interior constituye una sorpresa para el visitante por su hermoso patio central con dos cuerpos de columnas que le dan un aire de claustro monacal.
Tiene graciosas yeserías como ornato decorativo.
En sus cuatro ángulos hay relieves alegóricos y entre ellos destaca el que representa a San Millán cuando era pastor, apacentando un rebaño de ovejas y un perro a sus pies.
Las columnas del piso bajo son de piedra y de estilo toscano. Las del piso superior están revestidas de yeso en zig-zag, estriadas o en rombos. Los arcos, rebajados.
Toda la vida de la casa se vuelca al interior, a cuyo patio dan las entradas de todas las habitaciones.
Rincón de San Millán
Uso y disfrute de la Casa de San Millán de Torrelapaja en el siglo XX
La Casa de San Millán fue siempre la casa de todos.
Cuando fue decayendo su uso exclusivo como hospital y acogida de peregrinos, en el edifico iban teniendo cabida la mayoría de las actividades sociales, culturales, económicas, de ocio y entretenimiento de los vecinos del pueblo:
- allí estaba la escuela de niñas;
- la peluquería y barbería de hombres;
- tienda;
- cooperativa de alimentos;
- teleclub;
- consulta médica;
- lugar de reunión de niños y jóvenes, especialmente en los días crudos del invierno, para esparcirse y llenar su tiempo libre;
- fue espacio para fiestas y bailes durante la fiesta de San Millán;
- allí tenía lugar el esquileo de las ovejas del pueblo;
- allí exponían a la venta sus productos los vendedores ambulantes en los días intempestivos;
- vivían seis u ocho familias y tenía habitación reservada, de modo permanente, el Obispo de la Diócesis.
Su conservación es preocupación general de todos los torrelapajinos.
Estado de la Casa de San Millán de Torrelapaja
Es el único edificio civil de la comarca de Calatayud de sus características.
El 6 de noviembre de 2001 la Diputación General de Aragón la declaró Bien de Interés Cultural por su valor artístico y su singularidad.
Su estado actual es bastante lamentable. En los últimos años la Diputación de Zaragoza ha aportado fondos para la consolidación de sus tejados, pero todavía queda mucho por hacer.
Ojalá en un futuro no muy lejano podamos todos volver a visitarla y contemplar restauradas las maravillas que encierra dentro.
No quiero terminar sin agradecer públicamente a mi tío Pablo su impagable esfuerzo y trabajo de años de investigación en los libros de la Casa y la parroquia para que no se pierda nuestra historia y darla a conocer. Todos los datos que aparecen en este artículo referentes a la historia y arte de la Casa de San Millán han sido aportados por él.
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